El taller de alta costura cierra el año con confección de vestidos, musculosas y camisas

Fue en el atelier del hotel Alvear, con importantes diseñadores. En el tramo final del taller de alta costura del Movimiento por los Valores de la Argentina, la conocida diseñadora de modas Ivana Picallo, convocó a todas sus alumnas al taller de la galería del Hotel Alvear donde terminaron la confección de tres vestidos, una musculosa, un short, una camisa y un palazzo, para consolidar lo aprendido en el año.

Durante el taller del año, en la Asociación de Bibliotecas de Mujeres, un grupo de 15 mujeres aprendieron los primeros pasos de la alta costura y comenzó a cambiarles la vida.

Ivana Picallo, diseñadora de alta costura y capacitadora

Jamás imaginaron que terminarían el año en el Hotel Alvear con una calidez humana increíble con otros diseñadores de alto nivel para que pudieran ver cómo bordaba.

Ivana hizo sentir a todas como parte clave de este proceso de alta costura y dos de las chicas se ofrecieron a ayudar en el trabajo futuro. Muchas de ellas llegan desde General Rodríguez, Moreno y Morón, y de situaciones de vulnerabilidad, para introducirse en este mundo y ser costureras como oficio altamente rentable.

Ivana necesita más costureras y señala que el oficio está, como otros, falto de personas con cultura del trabajo, y por eso emprendió este camino junto al Movimiento por los Valores de la Argentina.

“La gente que viene de una situación vulnerable y ven todo esto están felices. El año que viene continua. Se quedaron en el atelier como hasta las 6 de la tarde y estaban felices. El día 7 de diciembre es el próximo encuentro”, dijo Picallo, luego de hacer malabares entre sus obligaciones profesionales y este proyecto crucial.

Una de las alumnas más entusiastas, Maria Laura Pacheco, agradeció tanta entrega por parte de Ivana Picallo y le mandó el siguiente mensaje: «Dios va a recompensarla por todo lo que hace por las personas. Usted tiene un corazón de oro y se que Dios la va a recompensar».

Durante el taller del año, en la Asociación de Bibliotecas de Mujeres, un grupo de 15 mujeres aprendieron los primeros pasos de la alta costura y comenzó a cambiarles la vida.

Ivana Picallo, diseñadora de alta costura y capacitadora

Jamás imaginaron que terminarían el año en el Hotel Alvear con una calidez humana increíble con otros diseñadores de alto nivel para que pudieran ver cómo bordaba.

Ivana hizo sentir a todas como parte clave de este proceso de alta costura y dos de las chicas se ofrecieron a ayudar en el trabajo futuro. Muchas de ellas llegan desde General Rodríguez, Moreno y Morón, y de situaciones de vulnerabilidad, para introducirse en este mundo y ser costureras como oficio altamente rentable.

Ivana necesita más costureras y señala que el oficio está, como otros, falto de personas con cultura del trabajo, y por eso emprendió este camino junto al Movimiento por los Valores de la Argentina.

“La gente que viene de una situación vulnerable y ven todo esto están felices. El año que viene continua. Se quedaron en el atelier como hasta las 6 de la tarde y estaban felices. El día 7 de diciembre es el próximo encuentro”, dijo Picallo, luego de hacer malabares entre sus obligaciones profesionales y este proyecto crucial.

Una de las alumnas más entusiastas, Maria Laura Pacheco, agradeció tanta entrega por parte de Ivana Picallo y le mandó el siguiente mensaje: «Dios va a recompensarla por todo lo que hace por las personas. Usted tiene un corazón de oro y se que Dios la va a recompensar». Luego de terminar su palazzo, María Laura agregó que «estar en este grupo con una diseñadora como Ivana, tan prestigiosa, para mí es un privilegio y un mimo de Dios».

Como tantos empresarios y empresarias, Ivana sostiene que hay que impulsar la formación en oficios porque en la actualidad cuesta conseguir personas capacitadas para hacer trabajos que son relativamente sencillos para aprendery que generan altas tasas de rentabilidad y le cambian la vida a la gente, sólo por adquirir un proyecto, un sueño y la dignidad de crear con sus manos un producto que puede ser comercializado.

Heralda de Hashem señalo en el mismo sentido que «es un sueño poder ser alumna de Ivana una dulce de persona con una empatía tremenda y mucho amor feliz por la oportunidad».

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